Muchos creyentes piensan que el evangelio es un mensaje solo para adultos, cuando en realidad el corazón más dispuesto para recibirlo es el de un niño.
Jesús mismo dijo: “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos.” (Mateo 18:3).
El problema es que, mientras el mundo aprovecha cada segundo para sembrar su mentira, la mayoría de los padres y maestros cristianos han dejado de sembrar la verdad.
Hoy, los niños están creciendo dentro de un sistema que les enseña a pensar sin Dios, sentir sin dirección y decidir sin verdad.
Y lo más grave es que a menudo el mensaje que escuchan dentro del ámbito religioso no es mejor, porque no revela a Cristo, sino que repite el lenguaje del mundo con apariencia espiritual.
La urgencia de compartir el evangelio verdadero
No basta con enseñar “valores cristianos” o historias bíblicas.
Los niños necesitan conocer el evangelio mismo, el mensaje que revela quién es Cristo y quiénes somos nosotros fuera de Él.
Todo lo demás, sin esa verdad, se convierte en religión: moral, esfuerzo y conducta sin vida.
Por eso, el llamado a los creyentes de esta generación es claro: enseñar el evangelio no como doctrina, sino como vida.
El niño no necesita aprender a ser bueno, necesita descubrir por qué no puede serlo sin Cristo viviendo en él.
Esa es la base de la fe, y también el principio del discipulado en Cristo.
Puedes leer más sobre este tema en el artículo principal:
Cómo compartir el evangelio con los niños
Los niños también son campo del Reino
Desde el principio, el enemigo ha intentado apoderarse de las generaciones más jóvenes.
En cada época ha buscado influir sobre los niños, porque sabe que quien controla la infancia controla el futuro.
El mundo invierte millones en educar, entretener y emocionar a los pequeños con un mensaje constante: “tú puedes ser quien quieras”.
Pero el evangelio dice lo contrario: solo Cristo puede hacer de ti lo que fuiste creado para ser.
Ahí está el conflicto espiritual que muchos no ven.
Mientras los creyentes retrasan el momento de enseñarles, el mundo ya lo está haciendo.
La pregunta no es si los niños están siendo discipulados, sino por quién.
Enseñar en Cristo, no en religión
La mayoría de los recursos para la enseñanza infantil se han diseñado bajo el pensamiento del sistema religioso:
premiar la obediencia, castigar el error, reforzar la autoestima y medir la fe por el comportamiento.
Pero todo eso refuerza el yo, no revela a Cristo.
Cuando un niño aprende que “Dios está contento si te portas bien”, está recibiendo un mensaje distorsionado.
El verdadero evangelio enseña que Dios ya nos amó aun cuando no podíamos hacer el bien, y que solo en Cristo podemos vivir una nueva naturaleza.
Por eso, los materiales y guías desarrolladas desde la verdad del Reino tienen un enfoque completamente distinto:
no enseñan religión, enseñan vida.
Ayudan a que los niños comprendan su condición natural, el engaño del corazón, y la gracia de Dios que los invita a una vida nueva en Cristo.
Padres y maestros: llamados a discipular en verdad
Dios no ha dado los hijos para entretenerlos, ni los alumnos para educarlos solo en moral.
Los ha puesto en nuestras manos para guiarlos hacia el conocimiento de Su Hijo.
El discipulado comienza en casa, en la conversación sencilla, en el ejemplo diario.
Y continúa cuando los maestros entienden que enseñar el evangelio a los niños no es una tarea pedagógica, sino espiritual.
El alma del niño es moldeable, y el Espíritu puede revelarse incluso antes de que entienda con razón.
Por eso, enseñar en Cristo no es “adaptar” el evangelio a su edad, sino presentarlo con palabras y ejemplos que muestren la verdad sin distorsionarla.
Herramientas para una enseñanza viva y libre del sistema
Con este propósito, se han preparado materiales completos por edades que ayudan a padres y educadores a enseñar el evangelio desde la verdad del Reino.
Son guías prácticas, con lecciones, actividades, reflexiones y materiales visuales, diseñados no para entretener, sino para despertar el corazón del niño.
Además, se han creado videos con historias ilustradas, basados en los mismos contenidos, para que los niños puedan experimentar el mensaje también de forma visual.
El objetivo es que todo niño pueda escuchar y comprender el evangelio con claridad, sin la confusión del sistema religioso ni el ruido del mundo.
Toda la información, muestras gratuitas y enlaces para adquirir las versiones físicas o digitales están disponibles aquí:
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Un llamado a sembrar antes de que el mundo coseche
La enseñanza del evangelio a los niños no puede seguir siendo un proyecto secundario.
Cada día que pasa, el mundo avanza un paso más en su adoctrinamiento, mientras la verdad es silenciada por indiferencia o por religión.
Pero hay esperanza.
Dios sigue llamando a padres, maestros y creyentes a ser sembradores de vida eterna en los más pequeños.
Si el evangelio entra en ellos desde el principio, no solo serán guardados, sino que serán luz en medio de una generación confundida.
En Cristo, los niños pueden conocer la verdad desde el principio
La vida en Cristo no tiene edad.
El mismo Espíritu que da entendimiento a un adulto puede despertar el corazón de un niño.
Por eso, compartir el evangelio con ellos no es “adelantarse”, es poner el fundamento que el mundo no puede dar.
Cuando un niño empieza a conocer a Cristo, no a través de la religión sino del Espíritu, su vida entera cambia de dirección.
El mundo dejará de ser su maestro, y el Reino comenzará a ser su realidad.


