¿Cuál es la verdadera iglesia?

Cuando la gente escucha la palabra “iglesia”, piensa en un edificio, una denominación, una tradición o un grupo particular. Pero la Biblia jamás define la iglesia así. Esa idea es del sistema del mundo y del sistema religioso, no de la Palabra.

En la Biblia, la iglesia no es un lugar al que uno va, ni una organización que uno elige, ni una estructura que uno sostiene. La iglesia es una realidad espiritual que solo existe en Cristo.

La Palabra lo dice así:

“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…”
(1 Corintios 12:13)

Ese cuerpo no es una congregación humana. Es Cristo mismo. Dios no reconoce como iglesia nada que nazca de esfuerzos humanos; solo reconoce a Su Hijo y a quienes han sido unidos a Él por el Espíritu.

Jesús también lo dijo:

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco…”
(Juan 10:27)

Cristo conoce Su iglesia porque Su iglesia está hecha de aquellos en quienes Él ha dado vida. No de actividades, ni de programas, ni de estructuras.

Pablo lo afirmó sin margen de confusión:

“Vosotros sois el cuerpo de Cristo…”
(1 Corintios 12:27)

No dice “vosotros sois vuestra denominación”.
Dice: vosotros sois el Cuerpo.

La iglesia no nace de abajo hacia arriba, sino de arriba hacia abajo. Jesús lo expresó claramente:

“Edificaré mi iglesia…”
(Mateo 16:18)

Él la edifica. No nosotros.

Por eso, cualquier grupo que se autodefina como “la iglesia” porque se reúne, canta, predica o tiene un nombre bíblico, no se convierte en iglesia por hacerlo. La iglesia no se fabrica: nace.

Y aquí llega la parte crucial que completa y corrige todo lo anterior:

Si la iglesia es una, como dice Efesios 4:4–5, ¿cómo es posible que existan miles de “iglesias” completamente diferentes, contradictorias entre sí, llamándose a sí mismas lo mismo?

No se puede.

Cristo no tiene dos cuerpos.
Cristo no tiene dos doctrinas.
Cristo no tiene dos voces.
Cristo no se contradice.
Cristo no se divide.

La existencia de miles de “iglesias” que enseñan cosas opuestas no prueba que todas sean parte de la iglesia; prueba que ninguna estructura humana es la iglesia, porque la iglesia real no puede contradecirse ni multiplicarse en versiones incompatibles.

no son iglesia son una trampa

Eso revela la trampa:

Lo que el mundo llama “iglesias” es una artimaña para dividir, confundir y endurecer corazones, haciéndoles creer que por pertenecer a una organización ya pertenecen a Cristo.
Pero la Biblia jamás llama iglesia a una estructura humana.
Llama iglesia a los renacidos unidos al Hijo.

Por eso, aunque se presenten como “iglesias”, esas estructuras no son la iglesia:
son grupos de personas, asociaciones, comunidades o movimientos…
pero no el Cuerpo de Cristo, porque el Cuerpo no nace de decisiones humanas, sino del Espíritu.

La pregunta verdadera no es:
“¿Qué iglesia es la correcta?”
sino:
“¿Estoy unido a Cristo, o estoy refugiado en un grupo que se llama iglesia sin serlo?”

Ahí termina la confusión.
Ahí empieza la verdad del Reino.
Ahí se derrumba la mentira del sistema.

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