Quizás te estés preguntando: ¿Qué significa nacer de nuevo?
Es normal, porque es un término que suena extraño. A Nicodemo también le ocurrió lo mismo: cuando Jesús le habló de nacer de nuevo, él respondió sorprendido:
—¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
Jesús no estaba hablando de un nacimiento físico, sino de un nuevo nacimiento espiritual.
Desde que venimos a este mundo, nacemos separados de Dios, sin posibilidad de unirnos a Él por nosotros mismos. A eso la Biblia lo llama muerte espiritual. Nuestra naturaleza humana, aunque tiene alma y cuerpo, está totalmente privada del Espíritu, y es precisamente el Espíritu lo que nos permite conocer y relacionarnos con Dios.
Por eso, nacer de nuevo no significa reconstruir o mejorar lo que ya somos, sino comenzar algo totalmente nuevo en el espíritu.
La vida que Cristo nos da es vida espiritual, una vida unida a Él mismo.
El anuncio del nuevo nacimiento en el Antiguo Testamento
Aunque Jesús lo reveló claramente en el Evangelio de Juan, este principio ya había sido anunciado siglos antes.
En Ezequiel 36:25-27 Dios dijo:
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.”
Este pasaje muestra que el nuevo nacimiento no es una mejora del viejo corazón, sino la creación de un corazón completamente nuevo, una vida que comienza en Dios mismo. Lo viejo no se repara, se sustituye. Lo que nace, nace en Cristo.
La obra de Dios, no del hombre
Así como no participaste en tu nacimiento físico —nadie te pidió permiso para nacer—, tampoco participas en tu nacimiento espiritual.
En el nacimiento físico intervienen padre y madre; en el espiritual, Jesús explicó a Nicodemo que se trata del agua y del Espíritu.
El agua representa la Palabra, y el Espíritu es quien da vida. Ambos trabajan juntos en una obra que solo Dios realiza.
Por eso es un gran error creer que nacemos de nuevo cuando decidimos creer, arrepentirnos o invitar a Jesús a nuestro corazón.
Eso no es el nuevo nacimiento. Esa idea viene del sistema religioso que pone el centro en la voluntad humana.
Pero la Biblia dice claramente que es Dios quien lo hace:
Santiago 1:18
“Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.”
El nuevo nacimiento no depende del hombre ni de su decisión, sino de la voluntad de Dios que obra por medio de su Palabra viva y su Espíritu.
El proceso: engendrar y nacer
El nacimiento, tanto físico como espiritual, tiene un periodo previo de engendramiento.
Desde que Dios llama y la semilla de su Palabra es depositada, comienza un proceso que solo Él puede completar.
No sabemos cuánto dura, pero sabemos que ocurre.
Así lo explica Juan 1:12-13:
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Primero somos engendrados por la Palabra, y cuando esa vida se completa, nacemos de Dios.
Este engendramiento implica recibir la Palabra sin resistirla, algo que naturalmente no podríamos hacer, porque nuestra naturaleza carnal es incrédula y esclava del pecado.
Por eso, todo el proceso depende de Dios.
Él mismo ha puesto en su Palabra el poder creador para dar vida al que estaba muerto.
¿Cómo saber si he nacido de nuevo?
Esta es una pregunta común: “¿Cómo sé si ya he nacido de nuevo?”
La verdad es que no es algo que puedas comprobar o controlar.
No porque quieras saber si estás vivo significa que lo estás; tu existencia es un hecho porque tienes vida, no porque la entiendas.
De igual forma, el nuevo nacimiento no se demuestra por emociones ni por conductas, sino por la vida de Dios que comienza a manifestarse en ti.
No puedes producirlo, ni decidirlo, ni forzarlo.
Solo Dios lo obra, y cuando eso sucede, el Espíritu Santo comienza a actuar en ti y a través de los que ya han sido renacidos en Cristo.
¿Para qué nace esta nueva criatura espiritual?
El apóstol Pedro lo expresó con claridad:
1 Pedro 1:3
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.”
Nacemos para una esperanza viva, no para volver al mundo del que salimos.
En el plano físico nacemos y sabemos que un día moriremos.
En el plano espiritual, nacemos para vida eterna, y esa vida no tiene fin.
Esa es la verdadera esperanza: vivir eternamente con Él.
Para profundizar
Si deseas estudiar todos los pasajes bíblicos donde la Escritura habla o apunta al nuevo nacimiento, puedes descargar el documento completo en PDF titulado:
“El nuevo nacimiento en toda la Biblia”



