El principio de la vida eterna: cuando el evangelio deja de ser una historia y se vuelve realidad

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Muchos piensan que la vida eterna comienza después de la muerte, pero el evangelio revela que empieza en el momento en que Cristo entra en nosotros.
No es una promesa lejana ni un destino final; es una nueva existencia que comienza aquí, cuando el alma deja de vivir por sí misma y nace del Espíritu.

Esa es la esencia del libro El principio de la vida eterna, una obra breve y profunda que, a través de siete historias simbólicas, expone el verdadero evangelio y muestra cómo la salvación no es una decisión humana, sino una obra divina.

Puedes leer el artículo completo sobre el libro aquí:
El principio de la vida eterna – SomosLaLuz.com

Siete historias, una sola verdad

El libro utiliza siete relatos cortos —aparentemente sencillos— para revelar distintas facetas del mismo mensaje: sin Cristo no hay vida, y sin vida no hay eternidad.
Cada historia confronta una mentira del sistema religioso y muestra el contraste con la verdad del Reino.

Los títulos, como “Nací ciego”, “El árbol venenoso”, “El niño esclavo” o “La piscina”, no son metáforas literarias: son espejos espirituales.
A través de ellos, el lector se encuentra frente a su propia condición —ciego, contaminado, esclavo, enfermo— y descubre que solo el encuentro con Cristo puede sacarlo de esa realidad.

Lejos de ser un texto moralista, el libro rompe con las estructuras tradicionales de la enseñanza cristiana.
No ofrece consejos ni exigencias; muestra el proceso de la gracia en acción: cómo el hombre es llamado, confrontado, quebrado y finalmente hecho nuevo.

El evangelio que no depende del esfuerzo humano

En cada una de las siete historias, hay un punto de inflexión: el momento en que el personaje, agotado por intentar cambiar por sí mismo, se da cuenta de que no puede.
Y justo ahí aparece Cristo.
No como ayuda, sino como vida nueva.

El libro deja claro que el verdadero evangelio no consiste en mejorar lo viejo, sino en hacer morir lo que no sirve para dar lugar a lo eterno.
En palabras del autor, “el principio de la vida eterna comienza donde termina el yo”.

Esa verdad es la que el sistema religioso ha ocultado: que no hay salvación por voluntad, ni crecimiento por disciplina, ni transformación por sentimiento.
Solo hay vida cuando el Espíritu engendra una nueva creación en nosotros.

En Cristo: la historia deja de ser parábola y se vuelve experiencia

El lector que vive en Cristo no leerá este libro como una simple obra simbólica, sino como un espejo espiritual.
Cada historia se vuelve una revelación personal, una confirmación de que el Espíritu sigue hablando con el mismo lenguaje con el que habló Jesús: parábolas que esconden la verdad hasta que el corazón está preparado para oírla.

La diferencia es que estas no son historias para entretener, sino para despertar.
Despiertan al alma dormida, a la conciencia engañada y al creyente acostumbrado al discurso religioso.
Despiertan al espíritu que reconoce la voz del Padre llamando a volver al origen.

Leer El principio de la vida eterna es como abrir los ojos por primera vez.
No se trata de aprender más sobre Dios, sino de ver lo que Él ya ha hecho.

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La salvación no es una meta, sino un principio

El libro toma su título de una afirmación clave: “La vida eterna no es el final del camino, sino su principio”.
Esta frase resume el mensaje central del evangelio: cuando Cristo entra, comienza la eternidad en nosotros.
Desde ese momento, todo lo viejo empieza a desaparecer.
El tiempo deja de gobernar, el pecado pierde dominio, y el alma empieza a experimentar la libertad del Espíritu.

Ese es el verdadero milagro de la salvación: no que Dios cambie nuestras circunstancias, sino que nos saque de la muerte y nos introduzca en Su vida.
Esa revelación —tan simple y a la vez tan profunda— atraviesa cada página del libro.

Una obra pequeña con un propósito eterno

Aunque su formato es breve, El principio de la vida eterna no está pensado para leerse de una vez, sino para meditarse.
Cada historia es una puerta a la revelación.
Los lectores que han creído conocer el evangelio descubrirán que nunca lo habían visto así: tan puro, tan lógico, tan lleno de gracia y sin una sola exigencia humana.

No hay grandes discursos ni doctrinas complicadas.
Solo la verdad, presentada con la sencillez de quien ha visto la luz y quiere que otros la vean también.

El libro no busca convencer, sino permitir que el Espíritu confirme en cada lector lo que ya fue escrito desde antes de la fundación del mundo: que la vida eterna no comienza cuando morimos, sino cuando nacemos de nuevo.

Dónde leer o adquirir el libro

Puedes acceder al contenido completo o parcial del libro aquí:

Conclusión: el principio eres tú… si estás en Él

Todo comienza cuando el alma deja de luchar y se entrega.
Ese es el principio de la vida eterna: el momento en que el hombre deja de intentar vivir para Dios, y permite que Dios viva en él.

Entonces, las historias dejan de ser parábolas y se convierten en testimonio.
La vida eterna ya no es una promesa: es una persona, Cristo mismo habitando en ti.

La mascara de la mentira
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